Me tomé el alcohol y el me tomo a mi.
Me dejó descaramente. Me volvió a tomar y lo dejé tirado, y el a mí.
Me dejó, le dejé.
El problema partió cuando se me ocurrió ser el espermatozoide ganador. Juro mil veces que yo no quería ganar. Y como yo no quería ganar, hay otras cosas que me ganan a mí, cómo el alcohol y así nos vamos. Nos vamos llendo cómo si no hubiera un mañana y si lo hay y tienes que quedarte en el mañana para no quedarte en el ayer y así sucesivamente. Una rueda que gira sin parar cómo yo de niña.
Si realmente quiero quererme, podría avanzar a mañana sin pasado y con presente sin futuro.
Se acabó noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo y cumplo años y se acabó otra vez. Mamá ¿Por qué me trajiste al mundo y haces que me encante?
Es contradictorio, pero amo la vida, odio la muerte y así.
Ya no sé cómo parar la rueda de la vida. Podría retomar el tener 5 años y saber que tengo que detener la maldita rueda de la maldita niña que no sabía que el mundo era tan complicado y simple.
Ya, abúrrete Camila. Abúrrete y apaga la cabecila un ratilo.
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